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16 de Octubre, 2008 · Facultad

“La belleza del fútbol es Diego. El es único y está para todos los tiempos”

El escritor y periodista dijo que los intelectuales discriminan a la literatura futbolera y que muchos de ellos no tienen la profundidad de este género. Aseguró que su programa de radio ayuda a que los chicos lean y que las mujeres entienden mejor la pasión por el fútbol que tienen sus hijos y maridos.

 

La voz en el teléfono se escucha igual que en la radio. No hay impostaciones y ni exageraciones de tonos. La calidez es la misma. Alejandro Apo sale de un consultorio médico dispuesto a hablar sobre la literatura y el fútbol. Critica a los académicos, recuerda anécdotas que la pelota le dejó en su trayectoria como periodista y se ríe cuando la ironía supera el discurso, establecido para las respuestas de cientos de  entrevistas que realizara en el año.

Apo dice ser un animal de radio, un amante del buen fútbol y la lectura. Sabe contar cuentos para que los demás se queden pegados a la radio, tratando de saber de donde viene esa voz gruesa que ocupa la tarde de los sábados.

 

 

¿Por qué la literatura y el fútbol juntos nunca fueron bien vistos por los intelectuales y académicos?

 

A los intelectuales les cuesta siempre aceptar las cosas populares en esencia. Tienen esa tendencia de elitismo. Fontanarrosa,  con el éxito que tiene, le recriminan que se ocupa de cosas menores como el humor o el deporte. Mira vos, si uno lo piensa de fondo, el humor, que si el mundo se sostiene es por el humor porque sino sería difícil interpretar ciertos aspectos de la sociedad. Es discriminar por discriminar. Hay mucha envidia. Un hombre que puede trasladar el idioma de la mujer del barrio, enchancletada yendo a comprar verduras, debajo de la torre Eiffel, es un genio. Dolina puede hacer eso, que hace hablar a los muchachos del barrio en la pizzería de la esquina, con los dioses griegos en una discusión de fútbol. Eso es la cultura popular y a los intelectuales les cuesta aceptarla.

 

¿Entonces es la popularidad lo que genera el rechazo?

 

Prefieren calificar y discriminar. Dicen que es muy superficial y la verdad, que la cultura popular, tiene una profundidad que no tienen ellos con su academia y sus doctorados en letra. Igual los intelectuales cambiaron porque se dieron cuenta que sino tenían la indeferencia de la gente, porque nadie puede dudar que el fútbol esta metido en la cultura de masas. Lo que nosotros hacemos con el programa y el espectáculo es demostrar que los futboleros no solo somos personas que hablamos de fútbol sino que estamos involucrados en la cultura popular.

 

 

¿Por qué se conjugan el fútbol y la literatura?

 

Me parecen que son historias de vida. El fútbol nos ha formado a muchos de nosotros. Mucha gente  me dice, “usted dice eso porque las mujeres van a ver su espectáculo o escuchan su programa y no son tan futboleras”. En primer lugar hay muchas mujeres futboleras y aparte entienden mucho más la pasión por fútbol que tienen sus hijos, parejas, novios, hermanos, padres. Esas historias de vida y de fútbol, le hacen comprender más esa pasión que le tenemos al fútbol y a nuestro equipo. En los cuentos futboleros se filtran el amor, la amistad, los primeros amigos y amores, la relación con los viejos.

 

 

¿La literatura de fútbol es más comercial que intelectual?

 

No. ¿Y la autoayuda? Las editoriales se hicieron ricas. El maestro Sueiro hizo rico a varios. Las editoriales les siguen pagando ese 10% miserable a los escritores. Que vergüenza me da. Cuanta plata hacen con los escritores. Salio mucho material en los últimos tiempos. Sobretodo en los últimos 10 años. Hay cosas buenas y malas. Cuando empecé con “Todo con afecto” en 1995, me costaba más reunir relatos de fútbol. Pero ya estaban los poemas de Héctor Negro y muchos cuentos de Fontanarrosa.

 

 

¿Cuáles son los mejores cuentos que salieron sobre la literatura futbolera?

 

De los cuentos clásicos me gustan “El penal más largo del mundo” y “Gallardo Pérez referí” de Osvaldo Soriano. De Alejandro Dolina me quedó con “Relatores”. Es un cuento espectacular. El tipo que relata los partidos que juega. Después deja de jugar y relata partidos imaginarios y la gente va a escuchar los relatos a la casa. Es genial. Solamente a Dolina se le puede ocurrir esa genialidad. Los cuentos de Eduardo Sacheri han impactado mucho. Los publicó a partir de que lo hice conocer en mi programa. “Esperándolo a Tito” y “De chilena” son los cuentos que más recomiendo.

 

 

¿Qué enseñanzas puede dejar el fútbol que sirvan en la vida cotidiana?

 

Mirá a Perfumo. El no miraba a los jugadores para apuntar a donde iba a ir la pelota porque se guiaba con los carteles de publicidad. Decía que en Tonomé estaba Masquio, en Cinzano, el toro Rafo y en Fernet Branca, Cardenas. Esa anécdota la contamos en el espectáculo y en el programa. Diego es otro. Maradona cada vez que dice algo me deja pensando. Es impresionante. Son tipos que entienden que el fútbol es la vida. Como dice Dolina, que en ese rectángulo caben infinidad de novelescos episodios.

 

 

¿Cuál es la belleza del fútbol?

 

La belleza del fútbol es Diego. El es único y está para todos los tiempos. Y aparte logró una cosa muy importante, un concepto futbolero: la belleza no debe estar disociada de la contundencia. Maradona hizo del fútbol un arte y llegó al gol y a la efectividad a partir de este.

 

¿Y de la literatura?

 

Osvaldo Soriano, Roberto Fontanarrosa y Alejandro Dolina son los que le ponen belleza a la literatura.

 

¿Te sentís un privilegiado de tener un programa de fútbol y literatura, como lo es Todo con afecto, en un medio de comunicación?

 

Me siento el conductor de un programa que Víctor Hugo me ayudó a crear y que es el programa soñado. Nunca lo puedo expresar con claridad pero lo voy a intentar una vez más: si existiera Todo con afecto y no lo hubiera creado yo, el homenaje al fútbol a través de la literatura, de las historias, de los poemas, de las anécdotas, yo sería el hincha número uno del programa. Sería mí programa. Víctor Hugo que me cuenta Radio Continental no quiere transmitir más los partidos del ascenso pero que si quería dar información. ¿Qué se te ocurre hacer? me preguntó. Un programa para mí le dije. No en el sentido egocéntrico. Sino para hablar con mis ídolos. Para entrevistar a Rattín, Patoriza, Masquio, Daniel Anega, Pizzuti, Grillo, Menendez. Algunos de ellos los vi como técnicos y a otros como jugadores.

 

¿Qué es lo que más te gusta del programa cuando lo haces?

 

A mí me gustan mucho las entrevistas. Es un placer. Porque yo quiero saber que piensan Cuando hago la entrevista y me elogian con un viejo jugador que evoca el fútbol que yo vi o a veces que no vi, porque si hablo con Pancho Varllo, no vi el fútbol de él, si yo nací en la década del 50 y el jugó en la década del 30, es cuando más disfruto. Hace poco hable con Tato Pauloski, el psicoanalista y dramaturgo. Le hice una nota muy profunda y me dijo que ningún jugador logró tener la influencia que tenía Maradona en el trámite de un partido. Los que te digan te mientan todos. Ni Moreno, ni Edico ni Sastre. Ellos eran, de a rato,  grandes jugadores pero nadie como Diego. La explosión de talento en la cabeza de Maradona no tiene ninguna comparación me dijo.

 

¿De donde viene ese gusto por la entrevista?

 

El placer por la entrevista y la lectura ya lo tenia de casa. Porque en casa leíamos mucho en voz alta. Mi papá y mi mamá había dicho que cada noche cuando terminábamos de comer alguno de los integrantes de la familia, elegía un cuento y lo leía. Eso fue genial. Ahora  hago lo mismo a la noche. Si tengo una cosa muy linda de Fontanarrosa y arranco el programa y te digo “mira lo que te voy a leer”, era lo mismo que hacía yo entrando al living diciendo mirá lo que escribió Cortazar. Entonces leer en voz alta para mí es natural.

 

 

¿Por qué, Todo con afecto, estuvo fuera del aire durante un año?

 

No estuvo al aire en el 2007 y me lo repusieron en el 2008. Estuvo once años en el aire y la verdad que las autoridades de Continental tuvieron un gesto de grandeza conmigo. Yo nunca entendí porque habían sacado el programa. Querían intentar otras cosas. Hubo una queja grande de toda la gente del interior y luego volví a hacerlo.

 

 

 

La gente te reconoce por tu forma de leer los cuentos en la radio. ¿Te sentís alagado?

 

 La gente tiene una opinión sobre mí manera de leer que me excede. Me siento un lector bueno, común, pero lejos de los grandes lectores de cuento que tuvo la radio en la Argentina. Porque no me puedo comparar con Hugo Herrero Martine, ni con Quique Pesoa, ni con Liliana López Foresi, ni con Betty Elizalde, ni con Eduardo Aliberti. Pero la gente me pone un lugar muy destacado que por un lado me da un poco de pudor y por otro un gran sentido de gratitud hacia ellos, porque me distinguen como un muy buen lector de historias. La gente recibe muy bien mi tono de voz. El tono es natural tan natural como entusiasmarme por leer un cuento o como porque el oyente conozca a un jugador del pasado que se expresa muy bien.

 

 

¿Como fue la experiencia de transformar tú programa de radio en un espectáculo teatral?

 

 Fue una idea de Darío Grandinetti que un día me llamo y me dice, “ahí adentro de tú programa hay un espectáculo latiendo que hay que sacarlo”. Yo tengo un músico en Mar del Plata, el turco Marcelo Sanjurjo, me dijo.  Primero lo saque corriendo y le dije ¿como voy a interactuar? ¿Qué tiene que ver transmitir un cuento en radio, con la mirada del operador, que presentarte frente a 300 personas? No puedo. Vos no tenes que actuar. Tenes que leer y contar. Vos le lees algo como lo lees en la radio y después contas una anécdota. Eso es lo que tenes que hacer con una mesa adelante y unos libros desparramados me dijo Darío. Hace diez años que hacemos el espectáculo con el turco. Antes se llamaba “La pelota, un cuento y un abrazo” y ahora se llama “Y el fútbol contó un cuento”. Recorrimos 285 ciudades. Más de 200.000 personas nos vieron. Es un disparate. Hemos ido a pueblos de 3000 habitantes y convocado  a 700 personas.

 

 

¿El espectáculo es  una buena manera de distribuir la literatura futbolera en el interior?

 

La maestros de todo el país nos piden mucha literatura futbolera porque los adolescentes, en un mundo que no invita a leer, se enganchan con las historias de Eduardo Sacheri, de Alejandro Dolina, de Fontanarrosa. Los cuentos de fútbol los conquistan fácilmente. Si nosotros acercamos a un pibe a la literatura nos sentimos satisfechos.

 

¿Harías el mismo programa de la radio en la televisión?

 

La televisión no es lo mismo. No le doy bola pero tampoco me da bolilla. Muchos dicen, “yo no le doy bola a la tele”, pero ¿te fue a buscar alguien? Eso es buenísimo (risas). Es como cuando hablan de las minas. “Yo no le doy bola a la mina” dicen y que ¿vos pensas que la mina si? (risas). Yo soy raro. Me construí con la televisión. El otro día me lo decía la gente de Canal 7. No me llaman mucho pero a veces me llaman. He comentado partidos y mundiales. Pero yo soy un animal de radio. Me han ofrecido varias veces hacer Todo con afecto en tele pero no lo hago porque entro en el código de la tele. Yo muevo todas mis producciones, armo secciones y después viene un tipo y me dice, “negro hiciste 6 puntos de rating y tenias que hacer 8. Te tenes que ir”, y después ¿quién le explica al taxista que yo no fracase?

 

¿Qué ofrecimientos tuviste?

 

Rosario Lufrano me ofreció, antes de irse de Canal 7, hacer unas entrevistas con grandes actores. Yo le dije que hagamos trece capítulos. No quiero estar pendiente de que mañana me levantan el programa. Hacemos trece capítulos cerrados. Salen los trece, los grabo, me los pagan y los mandan al aire, le dije. No quiero meterme en la locura de la televisión. No necesito ese loquero. Disfruto mucho de no estar en ese mundo. Pero si hubiese hecho esas entrevistas me hubiese dado mucho placer. Yo si acepto lo hago por la plata. Uno de los reconocimientos esenciales para este trabajo no es el verso de que me digan que soy bárbaro sino la plata. Porque los empresarios son vivísimos. Te elogian para pagarte menos.

 

 Contame sobre tu nuevo programa ¿Cómo surgió el nombre? ¿Por qué “Donde quiera que estés”?

 

Estaba buscando, junto a mis amigos de Mar del Plata, un nombre para el programa que empezaba febrero del 2007. Hay un juez de la Provincia de Buenos Aires, que es el doctor Horacio Fond y es fanático de Cannigia como yo. Era un 9 de enero y le digo, “dale  un abrazo a Cani donde quiera que este” Ese día cumplía 40 años. Cuando, unas horas después, volví al café donde estábamos reunidos,  le dije “doctor y si le ponemos donde quiera que estés al programa, lo que dijimos del Cani.” Ahí le empezó a gustar a todos y definimos el nombre

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publicado por joacomugica a las 00:13 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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