La gente siempre quiere saber. Los medios quieren la información al instante. Los políticos hablan poco, se callan mucho y conversan con la luz apagada, entre sombras y cafés. Pero ellos también quieren saber. Todos quieren saber, lo que pocos saben. Están los que hablan cuando no deben hablar y están los que esconden, los que guardan el secreto, lo que más intriga, lo que más destruye, lo que muchos quieren ocultar.
El Servicio de Inteligencia del Estado (SIDE) guarda numerosos secretos. Muertos, torturas, escándalos, traiciones y alianzas. Pero sobre todo, silencios, muchos silencios. “Es un organismo donde priman las amenazas, las carpetas raras, las escuchas telefónicas”; dice Gustavo Beliz. “La SIDE constituye un Estado paralelo y una policía secreta”, afirma el ex ministro de justicia del gobierno kirchnerista. “El Gobierno es rehén o cómplice de la SIDE”, tituló el diario La Nación un día después de que el ex funcionario fuera desplazado de su cargo el 25 de Julio de 2004.
La repercusión fue muy grande. El lunes 26 de Julio de 2004 los diarios imprimieron en sus tapas, el primer escándalo de la administración de Néstor Kirchner. El ministro de Justicia, Gustavo Beliz, fue expulsado del gobierno. Alberto Fernández salió a luchar por el Presidente. Nadie sabe nada. Todos hablan. Empiezan los cruces verbales. Oficialistas por un lado, opositores por el otro.
Beliz estaba enojado pero tranquilo. “Me echaron por plantear la verdad sobre temas que son estructurales en la lucha contra la corrupción y la impunidad en el país. Puse el dedo en la llaga en un tema de fondo, que es el tema del funcionamiento de la SIDE”, dice el entonces ministro de Justicia a La Nación. En la noche del domingo 26 de Julio, el escándalo tendría su pico más alto. Mariano Grondona sería un protagonista secundario y poco importante dentro de su programa “Hora Clave”. Beliz denuncia al gobierno de hipócrita y revela una foto de Horacio Antonio Stiuso, el director general de operaciones de la SIDE. Conocido también como Jaime o Aldo Stiles.
Jaime Stiuso ya no es un secreto. La SIDE esconde algo. Una persona tiene tres nombres, otra no existe. Los hombres de la inteligencia nacional son anónimos. ¿Quiénes son? ¿A dónde están? ¿Cuál es su trabajo? Gerardo “Tato” Young empieza a tejer su historia, comienza a idear la trama de su libro. Se decide a contar secretos, a revelar silencios.
“SIDE: La Argentina secreta”, es el título que lleva el primer libro de “Tato” Young. Trabaja en el diario Clarín. Investiga, cuenta, lee archivos, trata de encontrar datos. Se sienta, se levanta, se aburre, se distiende, vuelve a investigar. Decide escribir un libro. Empieza. Esta decidido. Involuntariamente Beliz le da otro rumbo a su idea. Sus dichos cambian la hipótesis del futuro texto. No va a escribir sobre la SIDE, sobre la institución. El personaje tiene que ser Jaime Stiuso ¿Quién es este tipo? Se pregunta Young.
Se produce el primer encuentro. Young y Stiuso se ven en un bar de Capital Federal a mediados del año 1998. Se hablaron algunas veces pero no se conocían físicamente. Para sorpresa del periodista, Jaime ya lo tenía identificado. Se sentó en la mesa donde él se encontraba sin vacilar. No lo saludó. No hay que olvidarse, la SIDE sabe todo. Sabe quién es quién. Jaime buscaba hablar sobre una nota de Young que comentaba una compra de equipos de espionaje realizada por la SIDE. “Lo mandaron sus jefes porque él no tiene ni quiere tener relación con los periodistas. No le gustan. En ese momento no sabía quién era el tipo. Para mí era una persona insignificante. No sabía cuál era su poder real”, afirma Tato, como le dicen sus amigos.
Según Beliz, Stiuso tiene más poder que un ministro. En el Congreso le tienen miedo. No quieren hablar de él. El hombre tiene influencias y el poder político prefiere esquivar el enfrentamiento con la SIDE. Estos señores parecen saber mucho. Les deben favores. Controlan informaciones íntimas y muy preciadas por algunos políticos. Negocian. Es mejor no hablar y que las realidades queden en la oscuridad de lo ilegítimo.
En el único encuentro entre el periodista y el agente, Jaime deja bien en claro su poder de espionaje. “Me dijo que por 60$ me podía pinchar el teléfono. Me muestra un grabador y un cablecito y me da a entender que puede escuchar mi teléfono donde quiere, cuando quiere y por dos mangos”, recuerda Young. Seis años después, las primeras ideas para desarrollar el contenido del libro empezarían a surgir y Stiuso se convertiría en el centro de la investigación.
La editorial Planeta le sugiere a Young que escriba sobre la SIDE, él lo acepta y decide embarcarse en la escritura de su primer libro.
El personaje iba a hacer la SIDE en si misma pero Beliz cambiaria todo. Se empieza a hablar de Jaime pero el autor decide centrar el libro en el espía que se había trasformado en un hombre conocido. Esta determinación no seria blanqueada hasta la finalización del libro por miedo a que Stiuso se enterara de su protagonismo en el texto.
Los rumores de futuras amenazas empezaban a correr en los pasillos de la redacción de Clarín “Estas loco. ¿Cómo te vas a meter con la SIDE? De eso no se vuelve”, asegura “Tato” que le decían sus compañeros en Clarín. Había que revelar muchos secretos, hablar de personas que la sociedad no conocía y sobre una institución con mucho poder. Las recomendaciones parecían ser acertadas pero Young ya estaba en el camino.
El periodista de Clarín consultó con los abogados de la editorial por el secreto de Estado que resguarda la información de la SIDE. Beliz había revelado la identidad de un agente y el Gobierno lo había denunciado por corromper la ley de inteligencia. Young iba a hablar de muchos personajes de la SIDE, iba a describirlos, a contar verdades ocultas y carreras opacadas por la ilegalidad. Pero una diferencia clave lo distanciaba de la responsabilidad que tenía el ex ministro de Justicia de Kirchner. La Ley de Inteligencia la deben cumplir los funcionarios públicos, no abarca el accionar de los ciudadanos.
Después de la revelación escandalosa de Gustavo Beliz, el periodista sostenía que tenía que hacer la bibliografía de Stiuso, pero luego de plantear las primeras hipótesis para el libro, se dio cuenta que no lo iba a poder hacer, porque estaba poniendo en juego su vida y era realmente imposible conseguir la información. Jaime era inaccesible. El libro debería tomar otro rumbo. “Pensé en jugar con la leyenda de Jaime, lo que se dice de él, con los rastros que va dejando”, cuenta Young. La imagen del agente descubierto se armó en base a los relatos de las fuentes que el periodista decidió no revelar.
Había que conseguir mucha información. “Tato” no podía pasar todo el día sentado frente a los documentos. “La investigación fue lenta y tortuosa”, afirma el periodista que ocuparía las horas de la mañana en escribir el libro. El trabajo de archivo fue realizado por una persona que Young contrató, porque los tiempos de su trabajo no le permitían investigar las huellas impresas del pasado. En el trabajo de campo, “Tato” decidió reservarse las entrevistas con las fuentes orales. En las mañanas escribía frente a su computadora, sin Internet, lo que cinco meses después sería su primer libro.
“El proceso de escritura fue bastante al final porque me costó encontrar el tono y el eje del libro. Los libros periodísticos me parecen un plomo. Están mal escritos. No tienen identidad. Yo busque resarcir esas falencias” dice Young que marca su prejuicio sobre la extensión de los textos literarios y periodísticos. “En un libro no se deben citar fuentes, es molesto. Un atentado contra el lector”, sostiene con seguridad el autor de “SIDE: La Argentina secreta”.
Para el libro fueron utilizadas muchas fuentes orales que no pudieron ser reveladas, ya que había agentes que pertenecen a la SIDE y estaban cometiendo un delito por violar un secreto de Estado. Varias de las personas que fueron consultadas, según Young, son testigos de comportamientos, no de hechos. Eso le permitió ir conformando la imagen de Jaime Stiuso. El periodista aseguró que elegir al agente como personaje central del libro fue la clave para mantener el suspenso y la curiosidad en la historia.
Young reconoce que hay informaciones que no se van a saber nunca. El libro no revela toda la verdad sobre la SIDE, sino que intenta contar quienes son los personajes que la integran y la trascendencia de la institución dentro del Estado. “Hay cosas que no vamos a saber nunca porque el espía es él. Incluso él no puede saber todo de todo”, comentó Tato con la ironía en sus palabras “No hay nadie que tenga toda la información del libro junta. Es un rompecabezas sobre distintas voces”, afirmó.
“La credibilidad te lo da la racionabilidad, no la cita de fuentes. En definitiva ¿quienes son las fuentes, por qué son tan confiables las fuentes?, para mí no son tan confiables estas fuentes que consulte, son todos grandes mentirosos. ¿Por que le voy a creer más a este mentiroso que a este? Lo que haces es sopesar toda la información, consultar la mayor cantidad de mentirosos posibles y el resultado te da una línea lógica, un relato razonable”, sostiene Gerardo Young. Hay que creer en los mentirosos y sospechar de lo que dicen la verdad.
Hubo mucha información que tuvo que descartar. Algunos personajes só9lo existieron por algunos segundos. Fueron protagonistas en la planificación de un texto pero no ganaron la batalla de la importancia. Hay historias que quedaron sepultadas bajo el polvo de lo que ya no se usa, o peor aún, de lo que nunca se uso. “Lo que no sale no existe, es como la edición de un diario” aseguró Young
La obediencia sistemática construye el poder. Stiuso fue obediente. Estuvo a la orden del Presidente de turno y aguanto los momentos en los que sus rivales tenían el mayor protagonismo en la SIDE. Formó su propio poder, escalo un paso cada año. Fue obediente y eso lo llevó a ser más poderoso que un ministro. Para Young fue una sorpresa enterarse que los agentes nunca se manifiestan en contra del gobierno. No existe la oposición.
“Lo que yo quería demostrar era que hay un organismo que nadie mira, que es fundamental para ser trabajos sucios para el Presidente”, dice Young. Los objetivos están claros. La SIDE realiza todo lo que el poder político quiere hacer pero no lo puede revelar públicamente.
La investigación dio sus frutos. El libro de Young esta en las librerías. Hay gente que quiere saber que es la SIDE. Las amenazas no se concretaron, la muerte no se abalanzó sobre su vida y la credibilidad de su trayectoria contribuyo en la veracidad de la información que contiene el libro.
El periodista de Clarín no puede evitar hacer un comentario sobre la actualidad. Afirma que la SIDE tiene la totalidad de las escuchas telefónicas, que la dictadura no fue una isla, y la Argentina es un país que tiene un sistema autoritario. “En un país democrático el presidente Néstor Kirchner escucha los teléfonos oficialmente” resume Young, enojado por la falta de interés de la sociedad sobre las instituciones de este gobierno.
Algunos silencios se convirtieron en palabras. Jaime Stiuso sigue siendo más poderoso que un ministro. Néstor Kirchner escucha teléfonos y promociona a su mujer como futura presidenta. La SIDE es cada vez más ilegal y más importante para el Estado. Gustavo Beliz a veces sale en los diarios. Gerardo “Tato” Young esta sentado, otra vez en la misma oficina, tomando un café de maquina, entre papeles y libros, cumpliendo con su inexorable oficio de periodista.
